Ya sea en materia normativa, impulso a la innovación o mayores exigencias por parte de otros sectores, la industria HVAC mexicana enfrenta un panorama de redefinición y trabajo, donde sus protagonistas tendrán que esforzarse para generar una mayor competencia y fortaleza. En un ejercicio comparativo con su similar francés, se señalan puntos clave que, de atacarse, podrían llevar por buena ruta el futuro del país
Ricardo Pérez
La industria HVAC se encuentra en constante cambio, a un ritmo muy diferente al de otros sectores en México, registrando una evolución gracias a la construcción de edificios y plantas de manufactura.
El cuestionamiento acerca de la trascendencia de dicha industria es compleja, porque hay que hablar de las evoluciones económicas generales emergentes e internacionales, haciendo especial énfasis en que México ha centrado, en los últimos años, sus cuentas públicas en el fortalecimiento de su resistencia externa, a costa del crecimiento. Por tal motivo, no es posible articular la economía en ambas palancas a la vez sin crear una situación de desconfianza, por lo que la definición sería muy abstracta.
Por su parte, Francia tiene una amplia diversidad de recursos minerales. Se dice que los depósitos franceses de hierro se encuentran entre los más ricos del mundo y la producción anual es de aproximadamente 35 mil toneladas de contenido metálico. Otros minerales importantes del país son la bauxita y el carbón; éste último, incluso, se explota en el norte de Europa. En la región de Landas, en el suroeste, hay pequeños depósitos de petróleo y en 2004 la producción de este recurso fue de 8 millones 794 mil 124 barriles al año, y la de gas natural de 1 mil 566 millones de metros cúbicos.
Las industrias de Francia son comparables en volumen, variedad y calidad de producción a las de otros países de Europa occidental. Alrededor de 25 por ciento de la población activa trabaja en este sector. Entre las industrias productoras de bienes duraderos (excluyendo los metales), la fabricación de vehículos de motor ocupa una alta posición, con una producción automovilística de 3.1 millones de unidades anuales, en la que Renault destaca como el principal fabricante.
Otros bienes duraderos fabricados en cantidades significativas son aviones, aparatos electrodomésticos, maquinaria no eléctrica, equipamiento electrónico y productos químicos. La industria textil y de hilado es una de las mayores del mundo; la producción anual de hilo y ropa de lana, algodón, seda y fibras sintéticas supera las 500 mil toneladas. Las refinerías de azúcar de remolacha (betabel) constituyen otra importante industria, al igual que las transformadoras de alimentos, las destilerías y las fábricas de artículos especializados.
Entre las últimas ramas de la industria francesa, reconocidas internacionalmente por su calidad, se encuentran productos como perfumes, guantes, encajes, sombreros, ropa femenina, tapices, chales, relojes, porcelana, cristalería, cerámica, mobiliario y otros muchos artículos de lujo.
Sólo alrededor de 10 por ciento de la producción de electricidad de Francia se genera en las centrales térmicas que utilizan carbón, productos derivados del petróleo o gas natural. Las instalaciones hidroeléctricas producen alrededor de 11 por ciento de la energía nacional.
Ningún país depende tanto de la energía nuclear como Francia. Las centrales nucleares generan 78 por ciento de la energía eléctrica y se utilizan otros tipos de fuentes energéticas, como la energía mareal, fruto del aprovechamiento de las mareas del Canal de la Mancha en el curso bajo del Rance, cerca de Saint-Malo (Gran Bretaña), además de energías renovables como la solar y la eólica, donde la expansión está en curso.
Ahora bien, ¿qué diferencias tienen las industrias en México y en Francia? Muchas; sin embargo, también tienen varios puntos en común, como es el tema de la industria automotriz, que en el territorio mexicano se ha convertido en referente. En el caso de una industria más específica, como la de climatización, las perspectivas y planes a futuro han tenido que ir acordes con la competencia y las normativas internacionales.
Sector indispensable
Dar a un espacio cerrado las condiciones de temperatura, humedad relativa, calidad del aire y, a veces, también de presión necesarias para el bienestar de las personas o la conservación de las cosas es el papel que desempeña la industria HVAC en el mundo. En este orden de ideas, la climatización comprende tres actividades fundamentales: la ventilación, la calefacción o climatización de invierno y la refrigeración o climatización de verano.
A partir de esta definición, se desprende que el concepto climatización equivale a lo que en inglés se llama Heating, Ventilating and Air-Conditioning (HVAC), expresión en la que aparecen tres conceptos separados: ventilación y calefacción por un lado y aire acondicionado por otro. Luego se supone que, en inglés, esto último se entiende exclusivamente como refrigeración.
Uno de los factores que también incide en el sector es el desarrollo de profesionistas y el crecimiento tecnológico del país. En este sentido, hay que destacar que dicha evolución depende sólo de una voluntad interna. México tiene muchas competencias, pero todavía es dependiente de la influencia de Estados Unidos, país que le trae un saber hacer y le ha creado un hándicap a la vez, ofertándole algunas tecnologías.
Hay que hacer notar que 37 por ciento de los adultos de entre 25 y 64 años son egresados del segundo ciclo de la educación secundaria, por lo que la meta de profesionalizar a la población, según las cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que la promedia en 75 por ciento como mínimo, aún está lejos de la meta y repercute directamente en este factor de crecimiento.
México y Francia pasan de manera permanente acuerdos de intercambios tecnológicos, incluyendo algunos que se generaron en la última reunión, fechada el 5 de junio de 2015, que se celebró en París, en la sede de la Dirección General de Finanzas, en Bercy. Este foro económico internacional sobre América Latina y El Caribe lleva siete ediciones y en todas se han definido acuerdos entre ambos países con la finalidad de generar más competencia y vínculos estratégicos.
Dicho tipo de acuerdos se lleva a cabo gracias al potencial con que cuenta México, tanto en recursos humanos como en recursos naturales. Así que la diversidad en ambos aspectos es, por lo tanto, fundamental.
En otras palabras, México tiene todos los elementos para crecer. Hay que desarrollar y seguir aplicando diversas estrategias, a fin de generar mayor crecimiento, porque es un hecho que, hoy en día, los egresados de ingeniería cuentan con más competencias y conocimientos que a larga aplican los nuevos cambios que están llegando al sector, tanto en términos de innovación como de investigación.
Instaurar programas de capacitación con ellos es una de las estrategias pertinentes para las empresas; de tal forma, trazarán el camino para incrementar el potencial de las personas.
Industria global y acciones locales
En términos económicos, es difícil precisar el valor económico a nivel global de la industria, pues el desarrollo tecnológico que está en marcha, por regla obligatoria, se vincula con la globalización. A pesar de esto, se puede decir que México eclipsa a China en cuanto a atracción de capital, debido al número de multinacionales que se instalan en el país, sobre todo en El Bajío y en la zona Centro, donde el crecimiento industrial es exponencial.
El uso de los recursos alternativos y la búsqueda de soluciones más rentables son un hecho; sin embargo, las bases de crecimiento que tiene México apuntan perspectivas poco positivas, porque hay que señalar que el nivel promedio de capital disponible por pareja es de alrededor de 13 mil 85 dólares por año; es decir, menos que la media del rango de 25 mil 908 dólares en los países pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, lo que deja un margen muy alto de evolución.
En materia legislativa aún falta solidez, porque si bien las normativas mexicanas son más exigentes respecto del uso de energía por la introducción de certificaciones y otros paradigmas, queda mucho por hacer. En esencia, las industrias nacionales poseen un conocimiento diversificado que deberían reorientar mediante la creación de bases de normalización propias del país, impulsando la competencia y la innovación.
Además, el sector HVAC deberá introducir un sistema de normalización con aplicación real y el control en la realización de proyectos; de preferencia, emitido por un departamento independiente y reconocido, similar al que tienen Estados Unidos o Europa, de esta manera, se generarán más leyes y estándares.
[author ]Ricardo Pérez
Es ingeniero térmico egresado del Conservatorio de Arts et Métiers París Tech. Cuenta con varios estudios complementarios sobre Ingeniería Industrial y Negocios. Ha trabajado en distintas industrias, tanto del sector petrolero, farmacéutico y de geotermia. Posteriormente, fundó la empresa 4P Export, compañía que actualmente comercializa equipos de Kimo Instruments.[/author]