En el sector de las edificaciones, el Protocolo de Montreal es ampliamente conocido, sin embargo, durante la próxima década será importante entender las implicaciones del Acuerdo de París elaborado en la 21 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
Aunque en la práctica ambos instrumentos estarán relacionados por razones tecnológicas, es importante conocer los efectos que tendrá el segundo, un compromiso internacional para contener el incremento en la temperatura media del planeta.
Las emisiones por habitante en México son menores a las de países como Estados Unidos, e inclusive menores al promedio del G20 y la media global. El país tiene una meta en la Ley General de Cambio Climático (LGCC) que supone reducir las emisiones por habitante en al menos un tercio con relación a las actuales. Esto nos permitiría tener emisiones per cápita equivalentes a las de un país como India. Alcanzar esa meta en 2050 requiere una transformación del sistema energético.
Una de las áreas menos atendidas, en la que en otros países ya han puesto mucho énfasis, tiene que ver con la refrigeración y calefacción en las edificaciones, al ser de los principales usos finales de energía eléctrica y combustibles fósiles. El caso nacional muestra importantes diferencias regionales, aunque de manera agregada, por su importante crecimiento, sabemos que hay grandes oportunidades de mejora en el sector.
Existen referencias académicas que muestran que para alcanzar las metas que México ha establecido en la LGCC, y que son acordes con la ambición climática de largo plazo, para el año 2050 el sistema eléctrico deberá tener bajas emisiones.
El despliegue de todo tipo de tecnologías de cero o muy bajas emisiones en el sector eléctrico ayudaría a este propósito. A esto debe agregarse que una medida de mitigación en sí misma es la paulatina electrificación de las actividades productivas y de consumo, cada vez más energía eléctrica y proporcionalmente menos combustibles fósiles.
Históricamente se ha visto que si el consumo eléctrico crece en forma desmedida, los países tienden a desplegar todas las tecnologías posibles. Constituyen un ejemplo China e India que durante la década pasada relegaron la mejoría en la eficiencia energética e iniciaron un crecimiento desmedido en la demanda.
Conforme se electrifica la economía es importante que el incremento de la demanda no sea desmesurado, por ello la eficiencia energética tiene un papel fundamental para las políticas de mitigación de Gases de Efecto Invernadero. Esto debe ocurrir en el consumo final de la energía, en los mayores consumidores de energía, por ejemplo, el sector industrial, pero también en el comercial o residencial.
El crecimiento modesto en el consumo facilita y asegura a los un crecimiento más limpio en su generación eléctrica. En Estados Unidos, por ejemplo, octubre de 2015 fue un mes en el que el cien por ciento de la nueva capacidad energética instalada fue renovable, característica vinculada con el control en la tasa de crecimiento del consumo eléctrico.
La industria de la construcción deberá incorporar esta visión de eficiencia energética en sus inversiones y actividades, a riesgo de que los usuarios finales de los bienes que se producen vean en el futuro políticas económicas, fiscales y regulatorias que tengan un impacto negativo. Esto deberá de tratarse desde políticas de inversión internas hasta decisiones de desarrollo urbano que permitan de manera efectiva contener el crecimiento de la demanda de energéticos.
[author image=”http://www.mundohvacr.com/wp-content/uploads/2016/01/A0MH0078189.jpg” ]José María Valenzuela
Es coordinador de política energética en WWF México; previamente trabajó para la Secretaría de Energía. Ha sido consultor para ONUDI, PNUMA y BID. Es egresado del Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México y maestro por la Escuela de Graduados en Administración y Política Pública de la Universidad de Tsinghua.
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