Dr. Víctor Manuel López
Director Programa de Cambio Climático y Sustentabilidad-IPN
A principios del siglo XX los investigadores que trabajaban en el tema de transición del clima, utilizaban la expresión cambio climático para describir las variaciones pasadas, presentes o futuras, tanto naturales como inducidas por el hombre, a escalas global, regional y local.
Un poco más tarde, cuando los científicos comenzaron a tomar conciencia del riesgo global de los gases de efecto invernadero de producción humana, requirieron un término adecuado para describirlo. Trabajaron y esperaron, y a mediados de los años setenta se publicó un artículo en la revista Science donde se hacía alusión a la ahora común expresión Global Warming (calentamiento global). A partir de esa publicación este término comenzó a popularizarse en el medio científico y en ocasiones se utilizaban indistintamente calentamiento global y cambio climático, lo que no siempre era correcto.
El primer reporte del IPCC publicado en 1990, alertaba al mundo sobre el calentamiento global como detonante del cambio climático, estableciéndose de esta manera el orden de prelación de ambos términos, es decir, el sobrecalentamiento del planeta Tierra es causa del cambio del clima.
Así pues, la consecuencia última de este proceso global es el cambio climático, que se manifiesta a través de diversos impactos, tales como incremento de frecuencia e intensidad de fenómenos climatológicos extremos, fusión del permahielo de los polos, aumento del nivel de los mares, extinción y migración de especies, y un amplio etcétera.
Por otra parte, el término calentamiento global no implica que el globo terráqueo se esté calentando uniformemente o que en todo el planeta estén subiendo las temperaturas, pues hay cambios diferenciados por regiones en las variables climáticas, como la propia temperatura, humedad relativa, precipitaciones, circulación de vientos, corrientes marinas. El cambio climático es variabilidad de parámetros meteorológicos, inducida por forzamientos externos o internos del planeta (ejemplo: intensidad solar o inestabilidad atmosférica, en orden respectivo).
La superficie terrestre y los mares absorben radiación solar que es distribuida por las circulaciones atmosféricas y oceánicas. Al cambio de energía neta que ocurre en el sistema tierra-océano-atmósfera se le denomina forzamiento radiactivo (no radiactivo).
Este forzamiento radiactivo es de dos tipos, positivo o negativo. El positivo calienta la superficie de la tierra, la superficie del mar y la atmósfera inferior; en tanto que el negativo las enfría.
Es decir, el cambio climático significa calor ocasional en algunas regiones y frío en otras, aún cuando genéricamente se hable de calentamiento global.
Para una mejor comprensión del fenómeno de cambio climático conviene entender el cabal significado de clima, por lo que es de utilidad explorar un poco los términos involucrados directamente en tal fenómeno, éstos son la propia expresión de cambio climático, los conceptos de clima y lo que trivialmente se llama “estado del tiempo”.
Los fenómenos asociados con la atmósfera se pueden dividir, en términos muy generales, en condiciones meteorológicas (estado del tiempo) y clima.
Las condiciones meteorológicas son determinadas por fluctuaciones horarias o diarias de la atmósfera. Estos cambios suceden mientras los sistemas meteorológicos se desarrollan, mueven y disipan, caracterizándose por un comportamiento no lineal y caótico, lo cual no los hace predecibles más allá de una o dos semanas.
En pocas palabras, el “estado del tiempo” es la manifestación diaria del clima. Por su parte, el clima lo podemos describir genéricamente como el promedio obtenido de una serie de eventos en un periodo de tiempo que puede prolongarse por decenas de años.
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