Actualmente, el desarrollo humano está buscando nuevas rutas de innovación, entre ellas la nanotecnología, la ingeniería genética o la biotecnología. Todas estas disciplinas abren un espectro amplio de innovación tecnológica. Sin embargo, hay un elemento importante sin el cual las propias innovaciones tecnológicas pueden afectarnos cada vez más como especie.
En términos evolutivos, las especies de la Tierra miden su éxito de acuerdo con qué tan bien adaptadas están a su entorno y su duración en la historia de la vida. En comparación a los 3 mil 800 millones de años que tiene la historia de la vida, nuestra especie es muy joven, pues el hombre ha existido por sólo unos cuantos cientos de miles de años, y los homínidos más antiguos aparecieron hace menos de 2 millones de años, lo que representa un 0.0005 por ciento de la historia de la vida.
En este tiempo, el humano ha desarrollado la capacidad y la tecnología para adaptarse a diferentes climas dentro del planeta, distribuyéndose ampliamente por muchos hábitats. Sin embargo, el rápido desarrollo industrial provisto después de la Revolución Industrial y las consecuencias de la sociedad de consumo del siglo XX y XXI han acelerado los impactos negativos ambientales.
Aún no es posible precisar las consecuencias conjuntas de estos impactos negativos, pero la comunidad científica ha alertado sobre las consecuencias del calentamiento global, la escasez y la contaminación del agua y del aire, ya sea por el uso de productos tóxicos o por la pérdida masiva de biodiversidad a partir de modificación de los hábitats.
En ese sentido, nuestra tecnología nos ha dado un buen presente a cambio de un mal futuro, o un porvenir no controlado. El diseño sustentable apunta a reducir ese impacto y lograr obtener un beneficio presente, sin afectar las posibilidades futuras de obtener el mismo beneficio para nosotros y los que vienen después de nosotros. Tecnologías de vanguardia, como la nanotecnología, podrán permitir nuevos beneficios. Sin embargo, si no hay un cambio más profundo sobre nuestro modo de habitar el planeta, y las razones y motivaciones para la tecnología, la nanotecnología, ingeniería genética y biotecnología mantendrán el mismo patrón, solucionando beneficios actuales sin resolver sus impactos negativos.
El enfoque biomimético (biomimicry) es también una herramienta de innovación, pero busca, antes que el desarrollo de tecnología, profundizar en la relación del ser humano con la naturaleza, cuestionando los paradigmas actuales del desarrollo tecnológico; es decir, que antes, o a la par, que se desarrolla una tecnología, es importante dedicar esfuerzos similares a desarrollar una mejor manera de relacionar al ser humano con la naturaleza, pues finalmente es parte de ella y no debe considerarse como la especie superior, por ser racional, ni como el administrador de sus recursos.
Nuestra cultura actual, postindustrial, basada en combustibles fósiles, un alto consumo y desecho de recursos, no es la única forma de habitar el planeta. A lo largo de la historia del hombre diferentes culturas han explorado otras opciones.
En muchas de ellas se identifica al ser humano como una especie más dentro del planeta, no concebido como dueño de la Tierra, sino perteneciente a ella. Este tipo de pensamiento podría arrojar reflexiones importantes, sobre para qué y con qué objetivos buscamos la innovación tecnológica. Esto puede ser elemento de decisión sobre si vale la pena una u otra innovación, si no se controlan sus posibles impactos ambientales, así como si se hace para una razón relevante para la supervivencia del hombre y no para fines de maximización del consumo.
[author image=”http://www.mundohvacr.com/wp-content/uploads/2015/08/A0MH0077811.jpg” ]Mauricio Ramírez
Cuenta con 10 años de experiencia en Diseño, Construcción y Gerencia de proyectos. Es LEED AP y Sustainability manager de Lend Lease en México. Se graduó del programa de certificación profesional en Biomimicry por el Biomimicry Institute. Actualmente, es profesor titular de Biodiseño en el ITESM, Campus Ciudad de México. También, participó en el desarrollo de lineamientos de sustentabilidad para los proyectos del programa Habitat de Naciones Unidas, en conjunto con la Sedesol y el Colegio de Ingenieros Ambientales.[/author]