Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático, exhortó recientemente a los gobiernos de todo el mundo a desarrollar de manera más acelerada políticas y acciones contundentes para combatir los daños causados por el uso de combustibles fósiles. Esto debido a que durante los últimos meses las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera han sobrepasado el umbral crítico, explicó.
Tan sólo en 2016, informó Espinosa, se registró un alza alarmante en los niveles de temperatura del planeta, según datos del Servicio del Cambio Climático de Copérnico (C3S). En consecuencia, la capa de hielo del Ártico registró la extensión territorial más baja para un mes de diciembre.
La representante de la ONU dijo que el camino para lograr un futuro sostenible requiere de una transformación en el modo de producir y consumir energía. Esto sólo será posible mediante la implementación de acciones públicas y privadas en todos los países, que aceleren el tránsito hacia el uso de energías limpias. Esta transición, argumentó Espinosa, arrojar resultados muy favorables para el mundo, por lo que reducir las emisiones contaminantes no sólo compete a las industrias, sino también a la sociedad en su conjunto.
A pesar del problema, la especialista pronosticó un futuro alentador, gracias a que países como México han presentado planes de reducción de emisiones a largo plazo. Recordó, sin embargo, que 2018 es la fecha límite para el cumplimiento total del Acuerdo de París.
Fuente: Centro de Información de las Naciones Unidas
1 comentario
Hacia un futuro sostenible.
Se requieren, efectivamente, medidas más importantes que las que hasta ahora se han tomado para enfrentar el cambio climático. Muchas de éstas se han evitado para conservar niveles energéticos de confort, con base en el consumo impuesto por los sistemas de aire acondicionado, refrigeración, calefacción, iluminación y otros. Probablemente un enfoque más ambicioso incluya la limitación forzada en el empleo de energía. Por ejemplo, en una ciudad, en un edificio dado, cada ocupante no tendrá más que una cantidad acordada de energía, probablemente 10 kWh/día. O mejor aún, cada ocupante tendrá tanta energía como le corresponda en una repartición de la energía, que sea generada con su propio sistema fotovoltaico. Tiremos a la basura las normas que obligan a suministrar un mínimo de energía.