Tras el cierre de la cuarta ronda de renegociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), a mediados de octubre pasado, México y Canadá comenzaron a explorar alternativas comerciales luego de que Estados Unidos presentara un conjunto de propuestas calificadas de “inadmisibles” por las delegaciones de ambos países.
Los negociadores de la Casa Blanca propusieron elevar las reglas de origen del sector automotriz de 62.5 a 85 por ciento, además de proponer una polémica cláusula de extinción en el sistema de solución de controversias del Tratado, para que éste dejara de ser vigente cada cinco años, a menos que las tres naciones decidieran renovarlo.
Ante la inflexibilidad de la administración Trump (que constantemente amenaza con salirse del tratado de no cumplirse sus demandas), funcionarios de México y Canadá se reunieron a finales de octubre con sus contrapartes de Perú, Chile y Colombia para discutir un posible convenio alternativo al TLCAN.
Para algunos analistas, sin embargo, la reunión tan sólo busca atemperar la postura de EEUU, ya que cuatro de estas naciones (México, Perú, Chile y Colombia) forman parte de la Alianza del Pacífico, un grupo que ya sostiene acuerdos de libre comercio con Canadá y busca extenderlos a los demás países de Latinoamérica.
Entretanto, el gobierno mexicano ya refuerza vínculos comerciales con la Unión Europea, y comienza a contemplar una alianza con China, inevitable en caso de un eventual desmoronamiento del TLCAN. No obstante, en el corto plazo, parece difícil que ambas naciones logren desprenderse de la dependencia estadounidense. El comercio entre EEUU y Canadá alcanzó los 627 mil millones de dólares, tan sólo en 2016, mientras que 80 por ciento de las exportaciones de México van a parar a la Unión Americana.
De la Redacción