Desarrollar edificaciones más eficientes en su consumo de energía es una apuesta por un futuro más sustentable y seguro para la vida en la Tierra. Así, un grupo de organizaciones y dependencias se dio a la tarea de evaluar y reconocer a los edificios con bajos consumos de electricidad, lo cual se traduce también en un mayor valor ante el mercado
Danahé San Juan / Fotografías: Rubén Darío Betancourt
La tendencia en el sector de la construcción es potenciar el desarrollo de edificaciones con mejores niveles de eficiencia, que garanticen el bienestar de sus ocupantes, pero también de las personas que habitan o trabajan a su alrededor. Con ello, se busca que cuiden del medioambiente y sean un modelo a seguir para las futuras generaciones de edificios. Bajo esta premisa, a finales de marzo, se llevó a cabo la ceremonia de premiación “Excelencia en Eficiencia Energética en Edificios E4”, cuyo objetivo es evaluar la eficiencia energética en inmuebles privados y sucursales bancarias de México, así como reconocer a todos aquellos que son de excelencia mediante una etiqueta que avale la reducción de costos operativos y la huella de carbono en el mercado inmobiliario.
El eje del proyecto piloto es reconocer a los edificios más eficientes energéticamente, además de contribuir a la mitigación de los efectos del cambio climático. Asimismo, es resultado del trabajo conjunto entre la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (Conuee), el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), la Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable (GIZ), la consultora de Proyectos Integrales en Ingeniería y Medio Ambiente (PIIMA) y las unidades de verificación Asociación Nacional de Normalización y Certificación (ANCE) y el Organismo Nacional de Normalización y Certificación de la Construcción y Edificación (ONNCCE), las cuales conformaron el equipo de evaluación junto con la Conuee y GIZ.
La premiación tuvo lugar en Ciudad de México, en el Auditorio de Torre Reforma, donde se reunieron representantes de las secretarías de Energía (Sener), de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), junto con los titulares de los organismos mencionados previamente.
El discurso de bienvenida corrió a cargo de Ana Córdoba, coordinadora de Eficiencia Energética de GIZ, quien mencionó que “desde el 2011, GIZ ha brindado asistencia técnica a la Conuee y al INECC para desarrollar un sistema de benchmarking de eficiencia energética en edificios públicos para calificar y mejorar su desempeño”. La especialista agregó que la reciente publicación de la Ley de Transición Energética no sólo impulsó el reconocimiento a la excelencia en el desempeño energético de inmuebles, sino que también allanó el camino para desarrollar una estrategia de etiquetado para edificios, con la diferencia de que en esta ocasión se sumó la participación del sector privado.
Esta ley regula el aprovechamiento energético de recursos renovables (viento, radiación solar, agua, energía oceánica, yacimientos geotérmicos y bioenergéticos), la sustitución de combustibles fósiles, el uso de energías limpias y la reducción de contaminantes causados por la generación de electricidad. Adicionalmente, exhorta a la sustitución de equipos y aparatos energéticamente ineficientes y a realizar mejoras en el consumo eléctrico de las edificaciones. Por ejemplo, el Artículo 103 del “Decreto por el que se expide la Ley de Transición Energética”, publicado en el Diario Oficial, señala que la Conuee elaborará y publicará un catálogo con información clara y concisa sobre equipos y aparatos, entre los que se encuentran los sistemas HVACR, cuyo consumo de energía y número de unidades comercializadas sean significativas. Para esto, el organismo deberá realizar etiquetas de eficiencia energética que se adhieran a los productos o empaques, con el propósito de que los consumidores tengan el conocimiento suficiente para tomar una decisión inteligente de compra.
La Ley de Transición Energética también fija que para 2018 las energías limpias deben contribuir con el 25 por ciento de la generación de electricidad, 30 para 2021, 35 en 2024, 45 hacia 2036 y 60 por ciento para 2050. En ese mismo decreto también hay un apartado dedicado a la certificación y reconocimiento a la Excelencia en Eficiencia Energética, la cual “consiste en el etiquetado voluntario de los productos y edificaciones que cumplan con los más altos estándares”.
Amparo Martínez, directora general del INECC, sostiene que la urbanización es un tema de suma importancia para el país, ya que en estas zonas es donde se registran altos índices de contaminación; por ejemplo, alrededor del 15 por ciento de las emisiones de CO2 equivalentes proceden de los edificios, lo cual podría multiplicarse hasta siete veces para el 2050. La especialista explica que el proyecto comenzó en 2010 y tuvo diferentes etapas: “la primera fase nos concentramos en edificios públicos. En el 2011, elaboramos metodologías para evaluar el desempeño energético de nuestras edificaciones. Después desarrollamos un algoritmo de evaluación, tomando como base las técnicas utilizadas en Canadá y en Estados Unidos, pero adecuándolas a la realidad de México”.
A partir de 2017, el algoritmo se aplicó en inmuebles privados para medir la reducción en emisiones o gasto energético. El plan para este año es trabajar con las edificaciones públicas de Ciudad de México, pero también incluir a las del sector privado. “Es muy importante tomar acciones, porque podemos tener muy buenos planteamientos generales, pero si no se aplican de qué sirve. En este momento se están construyendo muchos edificios nuevos y se están adecuando otros, por eso necesitamos que se metan este tipo de criterios, para realmente obtener una mejor eficiencia energética y sustentabilidad”, explica la directora del INECC.
Criterios de evaluación
Uno de los factores más importantes que evalúa el sistema E4 es el consumo de energía eléctrica del año inmediato anterior (2016) en inmuebles privados de uso de oficina a partir de 1 mil metros cuadrados. Así como el equipamiento del edificio a través de 20 variables que impactan el consumo de energía, siguiendo la metodología basada en Energy Star®, un programa voluntario de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) que ayuda a las empresas a conseguir ahorros monetarios, al tiempo que cuida el medioambiente.
En cuanto a los sistemas HVACR, esta metodología evalúa diversos equipos, como bombas de calor de fuente de aire y geotérmicas, aire acondicionado, calderas, calefacción y enfriamiento sin ductos, hornos, luz comercial de calefacción y refrigeración, termostatos inteligentes, ventiladores, enfriadoras de agua, purificadores de aire, refrigeradores y congeladores comerciales para cocinas, etcétera. Sobre los equipos de oficina contempla ordenadores, sistemas para almacenamiento de datos, servidores empresariales, equipos de imagen, de red pequeña y grande, monitores, fuente de poder ininterrumpida, teléfonos de Voz sobre Protocolo de Internet (VoIP). También considera los materiales para construcción y los sistemas de iluminación.
Los algoritmos desarrollados para calificar el desempeño energético, con base en un cociente del consumo proyectado entre el gasto real en kWh/m2 año, utilizan una técnica de comparación para inmuebles del mismo tipo, en condiciones climáticas similares. El objetivo es identificar aquellos que sean más eficientes y, en consecuencia, tengan menores consumos, costos económicos y huella de carbono.
E4 funge como una herramienta de toma de decisiones para implementar nuevas iniciativas, ya que los comparativos sirven para que las empresas:
- Conozcan sus consumos
- Detecten oportunidades de ahorro
- Establezcan metas de ahorro energético
También se considera la eficiencia en toneladas de refrigeración de los equipos de HVACR, la envolvente térmica, la cantidad de ocupantes; mientras que las iniciativas y las mejores prácticas de ahorro en sistemas de automatización, iluminación de los inmuebles, etcétera, se reflejan en el índice de intensidad energética.
Rogelio Torres, gerente de operaciones de Torre Reforma y especialista en edificación inteligente, menciona que “hoy en día tenemos el reto de manejar estos edificios inteligentes de una manera distinta, de empezar a dar información a los inversionistas y a los clientes, para entregarles más valor y un retorno de inversión, pero sobre todo el prestigio de estar en un edificio distinto”.
Por su parte, Odón de Buen, director general de la Conuee, subraya que la idea es que este proyecto piloto se expanda, “este tipo de herramientas son aplicadas en ciudades de Estados Unidos, como Nueva York, Seattle, San Francisco. Aquí, en Ciudad de México, se construyen miles de edificios nuevos, por lo que es obligatorio entregar esta información a los operadores para poder ser calificados y promover sistemas de gestión energética”, en pro de la industria de la construcción, los ocupantes y el medioambiente.
El Global Status Report 2017 del programa UN Environment indica que la industria de la edificación representa el 36 por ciento del uso de la energía final global y 39 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) relacionadas con la generación de energía. A pesar de que la edificación sustentable avanza rápidamente, las mejoras en cuanto al consumo aún no son las más óptimas, debido a la construcción constante de edificios y su demanda energética. “La intensidad energética por metro cuadrado del sector de edificios globales debe mejorar 30 por ciento en promedio para 2030 (en relación al 2015) para estar en camino de cumplir con las ambiciones climáticas globales establecidas en el Acuerdo de París”, señala el reporte.
Desde hace tiempo, México trabaja para concretar estos compromisos y prueba de ello es el proyecto “Excelencia en Eficiencia Energética en Edificios E4”, el cual ha marcado un antes y un después para las siguientes generaciones de inmuebles.