Sin pormenorizar el cúmulo de irregularidades que nuestro país pasa por alto en el ramo del manejo del aire, es indiscutible la necesidad de contar con un adecuado manejo de la Calidad Ambiental Interior (CAI) en cualquier espacio ocupado por seres humanos; sin embargo, se torna un aspecto de vital importancia cuando se habla de hospitales, clínicas y consultorios. Desafortunadamente, en México, no existe como tal un reglamento que observe las prácticas apropiadas para este tipo de recintos; mucho menos un estándar por el cual se pueda regular a las instituciones que prestan servicios de salud y a la industria que provee el equipamiento y mantenimiento a dichas instituciones.
Es clara la necesidad de un reglamento que estipule valores mínimos y practicas adecuadas en cuanto al manejo de la CAI en lugares cerrados o espacios donde se tenga influencia directa en el ambiente; el objetivo de constituir una serie de reglas es enfocarse para que México tenga como prioridad el bienestar de los ocupantes y, como objetivo secundario custodiar las buenas prácticas de la industria HVAC, así como la responsabilidad civil del sector salud.
La composición de este reglamento debe ser un esfuerzo conjunto, el cual involucra tanto a la administración del recinto como a los ramos HVAC pertinentes: ambas partes deben estar dispuestas a señalar los problemas que conlleva una CAI deficiente y establecer posibles soluciones. Luego de establecer una reciprocidad, será posible asegurarse de que las partes interesadas entiendan la importancia y la necesidad de un reglamento, así como fomentar la cooperación entre ellas.
Promulgar conocimiento sobre la problemática de una CAI insuficiente, es tomar la primera de muchas medidas necesarias para que México promueva una calidad ambiental no sólo adecuada sino digna.
Por último, se propone la realización de revisiones periódicas al reglamento para añadir, descartar o modificar apartados. Es importante enfatizar que, al tratarse de una serie de códigos de buenas prácticas y recomendaciones sobre las aplicaciones HVAC en cuanto a edificios ocupados, habrá muchas aristas que cubrir, o no. Es decir, es primordial establecer un marco general donde puedan entrar –si no es que todas– las maneras más comunes de operar un edificio.
La creación y la aplicación de cualquier precepto normativo es un esfuerzo conjunto. Las asociaciones civiles de ingenieros, las empresas, comercios y demás actores del sector son valiosos puntos de partida para contribuir, en primera instancia, a la cimentación de un reglamento cuyas pautas tengan las menos áreas grises posibles; por ejemplo, un empresario podría aportar una percepción distinta de la que tiene un ingeniero en cuanto a una correcta iluminación de una zona común.
La finalidad de instaurar un reglamento consistente y bien estructurado es alentar su correcta aplicación y presentarlo como un primer paso para un cambio positivo en la industria.
Fernando Bonilla
Director de Ingeniería para Ambientes Limpios