Las empresas dedicadas a la innovación del sector RAC ofrecen soluciones que mejoran el rendimiento de los equipos y su eficiencia en cuanto a gasto energético y consumo de refrigerante. A la vez, brindan al mercado alternativas con bajo GWP y con cero potencial de agotamiento de la capa de ozono
Fotografía superior. Sistema chiller de baja carga de amoniaco (<1.0 lb/TR). Diseños estándar desde 20 hasta 150 TR
Amira Huelgas y Danahé San Juan
A pesar de que el desarrollo industrial está marcado por la llegada de nuevas tecnologías, siempre es bueno mirar atrás para retomar lo mejor que la innovación ha dejado a su paso. El caso específico para la industria del frío es el amoniaco como refrigerante.
Así lo dice en entrevista para Mundo HVAC&R, Miguel Ángel Villalobos, director general de Bitzer México, quien afirma que el amoniaco regresa del pasado para definir el presente: “Tenemos en México equipos instalados desde hace más de 70 años, los cuales se han restringido a grandes usuarios y se ha visto como algo que no ha avanzado. Desde el punto de vista comercial, no se ve como una opción”. El especialista detalla que el uso de esta sustancia se ha confinado a aplicaciones en equipos de tipo cascada para mantenerlo fuera del alcance de los usuarios y de los trabajadores; sin embargo, ahora se inserta en un contexto en el que apremia la necesidad de refrigerantes más amigables con el medioambiente y la fabricación de equipos de baja o extrabaja carga.
Gracias a esta tendencia, el amoniaco fue ganando espacios que aparentemente estaban perdidos. Villalobos indica que algunos centros comerciales ya empezaron a usarlo en aire acondicionado. Estos equipos han estado a prueba durante los últimos años, dando buenos resultados.
Su capacidad de absorber calor es la gran ventaja, y aún falta mucho por explorar: “Estamos promoviendo equipos muy pequeños, desde 20 caballos en compresores de tornillos, lo cual también permite que el cliente pueda ponerlos en varias partes de su fábrica sin tener que aferrarse a un gran cuarto con tanques y demasiado amoniaco. En el caso de una exposición, es más fácil que se quede sin refrigerante el sistema a que realmente pueda ser perceptible para las personas”, señala el directivo de Bitzer México.
La limitación principal es su toxicidad a partir de 100 partículas por millón, originando efectos nocivos sobre el organismo por inhalación, contacto cutáneo o ingestión; no obstante, en la actualidad existen protocolos de seguridad que permiten que las fugas de amoniaco sean detectadas y controladas oportunamente y que, por lo tanto, brinden la confiabilidad para utilizarse como fluido refrigerante en el sistema de absorción.
Villalobos destaca que, por su capacidad en grandes masas de calor, en cárnicos y pescados de alto volumen, el uso de amoniaco es la mejor opción y de preferencia, en conjunto con agua, debido a su eficiencia.
En el aire acondicionado, donde el diferencial térmico es mucho menor, no es necesario atacar esa carga térmica constantemente, por lo que permite el uso de otros refrigerantes, sin embargo, ya hay prototipos de AA funcionando en Norteamérica y pareciera que el amoniaco podría llegar a ser una opción bastante viable, como un chiller que funciona con amoniaco, no exactamente un aire acondicionado directo, sino un sistema de enfriamiento de agua.
Buenas prácticas en refrigeración
Cada aplicación representa un reto en cuanto a la elección de sistemas y refrigerantes; sin embargo, el experto de Bitzer exhorta a perderle miedo a los sistemas que son diferentes. Las buenas prácticas lo son todo en esta industria, especialmente en el uso y manejo de cualquier sustancia, ya sea natural o sintética. Por ello, Villalobos aconseja que el personal de cualquier empresa en donde se maneje este tipo de refrigerante no trabaje hasta que no cuente con un certificado en manejo de refrigerantes, para asegurar las buenas prácticas y evitar riesgos.
Propano e isobutano: otras opciones
Como en todos los sectores industriales, existe más de una opción correcta para solucionar un problema, en el sector RAC sucede lo mismo. Estas sustancias, a pesar de su buen funcionamiento, son restringidas y están limitadas a los botelleros y a pequeñas cantidades. Son muy efectivas, pero todavía no están liberadas en grandes volúmenes. “Lo más importante es establecer normativas conociendo los gases, qué hacen, cuáles son las técnicas. Sí es factible su uso, sin embargo, aún hay pocos entrenamientos. Se requiere más libertad para uso en volumen, de lo contrario no se verá el incentivo de emplearlos”, comenta Miguel Ángel Villalobos.
Todos estos gases, añade, tienen potencial en un gran número de aplicaciones, por lo que sólo es cuestión de tiempo para poder verlos cada vez más en los supermercados, en un área de frutas o verduras, en aires acondicionados, en los minisplits en casa, en todo lo que se utiliza en alta temperatura.
“A mí me encantaría verlos para poder usar algo más ecológico que lo actual. No liberan a nivel internacional el uso de estos gases debido a que podrían ser explosivos, pero pasa lo mismo con los automóviles: se gasifica la gasolina, la explotamos enfrente de nosotros y la convertimos en movimiento, y si se puede hacer eso, ¿por qué no lo podemos hacer con el butano en un aire acondicionado?”, cuestiona el experto.
Si bien alrededor de todo tipo de refrigerantes hay muchos mitos y realidades, si se sabe manejarlos, no deberían generar ningún problema, asegura el entrevistado. Sin embargo, las tecnologías son impulsadas con recursos económicos, “y aún no se han puesto a disposición los necesarios para hacer al amoniaco más sustentable y para que todo mundo pueda tener un aire acondicionado de amoniaco en casa”. Es cuestión de acceso a la tecnología.
Contexto en México
Hasta ahora, la transición hacia opciones más amigables con el medioambiente ha generado que las personas se capaciten. Parte de la problemática es que este personal representa tan sólo el 15 por ciento, y el otro 85 está intentando aprender o no se ha enterado de que hay más regulaciones, advierte Villalobos.
La clave está en replicar el conocimiento de ese 15 por ciento. Para ello hay asociaciones que promueven la certificación de estudiantes o técnicos, y ese es uno de los principios básicos. Los técnicos más capacitados son la clave para lograr mejores prácticas. También es tarea del sector privado hacer posible estas transiciones, planear en conjunto con las instituciones que legislan.
Innovación en amoniaco
El panorama se ha modificado en los últimos cinco años, ahora existen sistemas de baja, ultrabaja y extrabaja carga. Los sistemas trabajan con muy poco amoniaco y con una alta eficiencia. Esto hace 20 o 30 años hubiera sido casi imposible, afirma el especialista; hoy los sensores y las computadoras hacen la diferencia. La tendencia de los sistemas de baja carga está en la reducción de tubería, válvulas y tanques; eso también ayuda a lograr un mantenimiento menos costoso.
Como en cualquier otro sector productivo, lo importante es romper con los paradigmas: “Estamos aquí para retar a la gente que quiere cambiar, reaprender y que quiere ver qué es lo que está pasando dentro y fuera del país”, remata Miguel Ángel Villalobos. El mundo cambia y habrá que generar más tecnologías para estar a la vanguardia.