Luego de la pandemia de covid-19, los edificios equipados con sistemas monitoreados de forma remota están en una mejor posición para administrar el número de sus ocupantes en espacios interiores. Conoce algunas recomendaciones para gestionar el retorno seguro a las actividades presenciales
Redacción, con información de Schneider Electric
Recientemente, una encuesta realizada por expertos de recursos humano reveló que el 42 por ciento de los trabajadores de las empresas cree que las medidas de seguridad e higiene en sus centros de trabajo son poco confiables. Un 31 por ciento dijo no sentirse seguro, pues consideró que no existen buenas condiciones para un retorno al trabajo presencial.
En este contexto, resulta fundamental las acciones y toma de decisiones de los líderes de las organizaciones, así como la adecuada gestión de los recursos humanos. Esto con el fin de propiciar un sano retorno a la normalidad bajo estrictas medidas de seguridad. De ahí que la labor de los administradores de los edificios que alojan a estos grandes corporativos sea tan crítica. Éstos deben dotar al recinto de las herramientas necesarias para salvaguardar la seguridad de sus visitantes. Lo anterior mejora las funciones cognitivas de los colaboradores, al tiempo que velan por su salud y evitan mayores contagios.
De acuerdo con Schneider Electric, hay cinco elementos que impactan en la salud y confort de los trabajadores. Los líderes de recursos humanos y los administradores de edificios deben sopesarlos para gestionar un regreso al trabajo seguro, ordenado, satisfactorio y con miras a impulsar la productividad:
1. Niveles de CO2: los niveles más altos provocan somnolencia, falta de concentración e incluso dolores de cabeza en los colaboradores, para evitarlo, el control de la ventilación y el aire acondicionado es fundamental.
2. Temperatura: las temperaturas fuera de los niveles óptimos pueden afectar el funcionamiento cognitivo, estos niveles pueden variar entre individuos, pero pueden confundirse con síntomas de covid-19.
3. Humedad: combinada con la temperatura, la humedad puede afectar la cognición y el rendimiento. Además, el aire demasiado seco puede aumentar el riesgo de transmisión de enfermedades y causar problemas a las personas con afecciones respiratorias.
4. Ruido: si bien los umbrales aceptables pueden variar de persona a persona, los ruidos más allá de ciertas frecuencias pueden desencadenar reflejos de lucha o huida que conducen a la liberación de cortisol, la hormona del estrés. Ésta se mantuvo en estándares altos durante el confinamiento.
5. Iluminación: el deslumbramiento y la fatiga visual resultante son problemas de salud evidentes relacionados con la iluminación. Pero también hay información referente a la relación entre la calidad de la luz, incluido su color y temperatura, además de su posible efecto en los ciclos naturales de sueño/vigilia y en la baja de defensas contra enfermedades.
“El monitoreo y evaluación exhaustiva de la infraestructura y las medidas de sanidad que otorgan los edificios es clave para la adaptación a la nueva normalidad; la buena noticia es que en el mercado ya existe una gran disponibilidad de plataformas que utilizan el Internet de las Cosas [IoT] para la recopilación de datos críticos que permiten la construcción de un entorno más saludable dentro de los edificios del futuro. Los datos recopilados permiten el análisis y, dada la plataforma adecuada, brindan información procesable para impulsar la salud y el bienestar continuos de los ocupantes”, comentó Arturo Granados, director de Digital Energy de Schneider Electric para México y Centroamérica.
Según la transnacional francesa, el 80 por ciento de las compañías alrededor del mundo ya impulsan iniciativas de construcción saludables para dar forma a sus estrategias inmobiliarias en la nueva normalidad. Factores como el monitoreo remoto habilitado y el IoT brindarán la información necesaria para mejorar el rendimiento de los edificios y la productividad de los ocupantes.