El sector residencial ocupa el tercer lugar de consumo energético en México, con un porcentaje cercano al 15 por ciento (Sener, 2021), y genera el 5 por ciento de las emisiones de CO2 que se emiten a la atmósfera. Desde hace cuatro décadas, el desarrollo de la vivienda sustentable en México ha tenido cada vez mayor promoción y masificación entre la sociedad. Asimismo, cada vez hay más dispositivos ecológicos como calentadores y celdas solares, sistemas ahorradores de agua, focos ahorradores o led, impermeabilizantes y aislantes térmicos, entre muchos otros.
A pesar de los esfuerzos de todo el sector vivienda, no se ha podido abatir el rezago habitacional de 8.5 millones en todo el país (Conavi, 2021) ni tampoco desarrollar estrategias efectivas para transitar de formas de producción de vivienda tradicional (con bajo nivel de desempeño energético y alto impacto ecológico) hacia el tipo de construcción habitacional que utilice “prácticas y mater iales respetuosos con el medio ambiente, que posean ventajas ambientales para la planeación, diseño, ubicación, construcción y operación de viviendas.” (Morillón, 2009).
De acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, de 2013 a 2020, se llevaron a cabo la construcción de 500 mil 181 viviendas del programa Hipoteca Verde SISEVIVE (Sniiv, 2022). Esto sólo para el caso de viviendas nuevas y registradas formalmente. Con todo y estas cifras, es complejo lograr cuantificar el grado de desarrollo de la vivienda sustentable en México, o al menos, tratar de identificar cuántas viviendas pueden considerarse eficientes ambientalmente.
Hasta ahora, una forma de saberlo de manera oficial es a través de la encuesta intercensal del 2015 (Inegi), en donde se reportó que tan sólo el 3.18 por ciento de las viviendas en el país tienen instalado un calentador solar, y sólo el 0.55 por ciento paneles fotovoltaicos. La última Encuesta Nacional de Vivienda (2021) reveló que a nivel nacional sólo el 6 por ciento de las casas cuentan con aislamiento térmico y apenas un 1.2 por ciento con aislamiento acústico.
En la Ciudad de México, existen 2.72 millones de viviendas, lo que representa el 7.7 por ciento del total nacional. A diferencia de otras entidades, el rezago habitacional de la ciudad es aproximadamente de 200 mil viviendas que no cuentan con servicios básicos como agua entubada, sanitarios, electricidad o drenaje, entre otros (Conavi, 2021). En cuanto a la contabilidad de viviendas con ecotecnologías, se reportó en 2015 (Inegi) que sólo un 2.2 por ciento de las viviendas en la ciudad contaban con calentador solar y apenas un 0.51 por ciento con panel fotovoltaico. Con seguridad, para el siguiente periodo de corte de la encuesta intercensal se podrá observar un incremento significativo de los mismos, debido a la masificación de instalación de dichos dispositivos, ya sea por el aumento de la oferta en el mercado, o como parte del impulso de programas gubernamentales.
En un estudio realizado previamente sobre las diferencias socioterritoriales en el conocimiento y uso de dispositivos ecológicos para la vivienda de la Ciudad de México (Fernández y Morillón, 2021), se encontró que tanto el estrato socioeconómico de la población, la necesidad de servicios básicos y el tipo de tenencia de la vivienda determinan el nivel de uso y conocimiento de las ecotecnologías.
En dicho trabajo, las personas con mayor nivel socioeconómico y mayor índice de escolaridad (que no necesariamente son las mismas) son quienes conocen en mayor proporción las ecotecnologías para la vivienda, por el acceso a recursos no solo económicos sino también de información sobre las mismas y la posibilidad de su implementación en la vivienda.
Por su parte, las personas que habitan o viven en espacios periurbanos de la capital, con desventajas y deficiencias en la calidad de los servicios públicos, encuentran en las ecotecnologías la posibilidad de solucionar dichas carencias. Esto por medio de la autoconstrucción y experimentación de sistemas con funcionamiento pasivo, como baños secos, sistemas de captación de agua de lluvia, calentadores y estufa solares, principalmente.
Se encontró también que las personas que tienen legalmente la propiedad de la vivienda tienden a implementar y utilizar en mayor proporción las eco tecnologías que las personas que viven en una casa prestada, rentada o que no les pertenece. En este caso, las personas que no tienen directamente la tenencia de su residencia no invierten en dispositivos para mejorar el grado ecológico de sus viviendas. Con los resultados anteriores cabe la pregunta ¿cuáles son las estrategias que deben seguirse para transitar hacia una construcción, remodelación o modificación de viviendas cada vez más sustentables en la Ciudad de México?
Las recomendaciones que aquí se presentan corresponden con ideas para la implementación de estrategias diferenciadas por estrato socioeconómico, necesidad de servicios básicos y la condición de tenencia.
En los estratos socioeconómicos medios y altos se pueden establecer criterios normativos vinculantes por parte de la Seduvi (al momento de ser autorizada la obra) para que todas las viviendas nuevas o remodeladas cuenten con una línea base de ecotecnologías y diseño bioclimático.
Para los estratos urbano popular y periurbanos, quienes en su mayoría construyen por autoproducción, se podrían establecer mecanismos gratuitos por alcaldía para la asesoría técnica y de supervisión de los procesos constructivos. En los estratos urbanopopular y periurbano, cuya constante es la falta de servicios básicos, se sugiere focalizar los apoyos, programas y presupuestos gubernamentales para la dotación gratuita de dispositivos, el calentador solar y los colectores de agua de lluvia, principalmente; de tal suerte que puedan acceder a tecnologías que les proporcionen los servicios básicos, disminuir su consumo de agua y gas, además de garantizar la calidad del mismo. Si bien esto ya se ha implementado en algunos de los programas en los últimos años como cosecha de agua de lluvia o los presupuestos participativos, es importante identificar espacialmente a los barrios y colonias urbano-populares para su aplicación.
Para las viviendas en venta, media-residenciales y tradicionales se considera apropiado desarrollar una normativa que exija a los arrendadores la colocación de una línea base de ecotecnologías en las viviendas, sin la que no se pueda formalizar contratos de modo legal ni tributariamente. Para las rentas informales deberá buscarse otro mecanismo de incentivar la transición hacia viviendas sustentables.
Simultáneamente, en todos los estratos es importante trabajar en la construcción narrativa de las ventajas y beneficios de tener una vivienda con grado ecológico. Del mismo modo como se generó a lo largo del tiempo un imaginario sobre el estatus y eficiencia de aparatos tecnológicos, automóviles, teléfonos celulares, lavadoras, es importante empezar a construir y difundir socialmente el ideal de tener una vivienda sustentable. De este modo, se incentivará un cambio en la escala valorativa y preferencias de la sociedad para optar por la construcción o remodelación de viviendas con grado ecológico. Lo anterior garantizará asumir los costos en los procesos de instalación, mantenimiento y reposición de los mismos.
Es importante reconocer la oportunidad que tiene la Ciudad de México como territorio de vanguardia para el cambio y evolución de las técnicas de edificación y construcción. Así, la metrópolis capitalina puede impulsar una transformación de las formas de edificar y habitar las viviendas hacia un sector residencial más comprometido con el cuidado y conservación del ambiente.
Dra. Perla Yannelli Fernández Silva
Arquitecta por la Universidad Iberoamericana, Unidad León, maestra en Ciencias en Recursos Naturales y Desarrollo Rural por El Colegio de la Frontera Sur y doctora en Ciencias Sociales en el área de Estudios Socioterritoriales por la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. Actualmente, es profesora de Tiempo Completo Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.
Dr. David Morillón Gálvez
Ingeniero civil egresado de la Universidad de Guadalajara, maestro en diseño bioclimático por la Universidad de Colima, y doctor en Ingeniería por la Universidad Nacional Autónoma de México. Investigador Definitivo Titular A, SNI Investigador II.
Fuentes:
* Conavi (2021) “Actualización del Rezago habitacional Censo de Población y Vivienda 2020” . SEDATU. Gobierno de México. México. 22 págs.
* David Morillón Galvez (2009) “Viviendas Sustentables en México”, Mundo HVAC&R, Núm. Agosto, 2009. Disponible en: https://www. mundohvacr.com/2009/08/viviendas-sustentables-en-mexico/, consultado el 10 de enero de 2022.
* Envi (2021) Encuesta Nacional de Vivienda 2020. Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. México. Disponible en: https:// www.inegi.org.mx/programas/envi/2020/; consultada el 12 de enero de 2022.
* Fernández, S.P. y Morillón G. D. (2021) “Diferencias socioterritoriales en el conocimiento y uso de dispositivos ecológicos para la vivienda de la Ciudad de México”, Estudios Demográficos y Urbanos, Vol. 36, núm. 2 (107), mayo-agosto, 2021, pp. 563-595. Disponible en: http://dx.doi. org/10.24201/edu.v36i2.1950
* Inegi (2015) Encuesta Intercensal. Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. México. Disponible en: https://www.inegi.org.mx/ programas/intercensal/2015/; consultada el 6 de enero de 2022. ^* SNIIV (2022). Sistema Nacional de Información e Indicadores de Vivienda. Disponible en: https://sniiv.sedatu.gob.mx/; consultado el 13 de enero de 2022.
* Sener (2021). Sistema de Información estadística. Disponible en: https://sie.energia.gob.mx/bdiController.do?action=temas; consultado el 10 de noviembre de 2021.