Los especialistas del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático emitieron una alerta en la que se exponen graves preocupaciones relacionadas con nuestro medio ambiente. La presión para que las empresas, entre las cuales se encuentran las del sector de edificios y de la construcción, sigan una política bajo los criterios ESG (Ambiental, Social y Gobernanza, por sus siglas en inglés) es cada vez mayor.
Una de las directrices para la industria de la construcción civil es el creciente énfasis en las renovaciones y reacondicionamiento, también conocido como retrofit. La falta de espacio en las grandes metrópolis como la Ciudad de México, combinada con la idea de ayudar a preservar el medio ambiente y la sostenibilidad, hizo que el concepto de readaptación cobrara fuerza en los últimos diez años.
Si se planifica y ejecuta correctamente, podría aportar varios beneficios, incluidos los financieros. La rehabilitación podría bajar los costos de mantenimiento, apoyar el cumplimiento de las normas de seguridad, aumentar las posibilidades de uso del lugar, disminuir el uso de energía y agua, e incluso dar nueva vida a áreas locales. Si alguien todavía duda de la ventaja de la rehabilitación, el ahorro energético en un edificio que pasa por la obra puede alcanzar hasta el 40 por ciento.
Pero ¿qué es el retrofit? El retrofit va más allá que una palabra de moda. Significa revitalizar, pero su esencia es mucho más profunda y va más allá de la apariencia. Hoy en día, revitalizar un edificio no consiste únicamente en hacer su exterior más agradable y atractivo para un posible comprador. El cambio interno, con la instalación de nuevas tecnologías y sistemas de seguridad, es una parte fundamental del proceso. Un edificio nuevo también debe ofrecer a sus visitantes los sistemas más modernos y seguros.
Esto es bueno para los constructores, quienes podrían enfrentar la falta de disponibilidad de suelo en los centros urbanos. La comunidad local también gana con un edificio “nuevo” con las mismas características históricas, pero con tecnología punta, así como el medio ambiente, que no sufre el impacto de una nueva construcción.
¿Qué tipo de tecnologías deberían ser consideradas para una rehabilitación? Una de las más importantes es la instalación de sensores de incendio modernos, por ejemplo. También se pueden colocar en la parte eléctrica de los edificios, lo que contribuye al ahorro en la factura energética, el ya conocido como retrofit eléctrico.
Los ascensores pueden revitalizarse, ganando nueva maquinaria, un sistema inteligente e incluso un nuevo aspecto. La seguridad y comunicaciones también son áreas que se benefician con la incorporación de tecnologías de cámaras, biométricos, control de acceso e incluso redes de 5G.
Adicionalmente, muchos edificios revitalizados también se someten a una especie de “remodelación ecológica”. Esto podría incluir inversión en sistemas de reutilización del agua de lluvia, paneles de energía solar o eficiencia energética en sistemas de iluminación. Las ventajas no faltan y las soluciones para que los edificios antiguos adquieran un aspecto renovado van en aumento. Corresponde a los constructores, los responsables de la remodelación, buscar empresas serias y marcas de renombre con calidad ya reconocida en el mercado para que los nuevos edificios ofrezcan lo mejor a sus usuarios y sigan teniendo permanencia.