Los museos y bibliotecas albergan objetos valiosos que deben resguardarse en condiciones de temperatura y humedad relativa controladas. En este artículo, te contamos cómo los instrumentos y sistemas de monitoreo mantienen a las obras a salvo de la degradación de los elementos
Redacción, con información e imágenes de Vaisala
Más allá de su valor económico, las grandes obras de arte, los libros, películas, archivos y documentos históricos que resguardan los museos son bienes culturales con un valor simbólico incalculable. De ahí la necesidad de conservarlos en óptimas condiciones ambientales debido a que reaccionan a los cambios de temperatura y humedad, especialmente si están hechos de materia orgánica.
Por ejemplo, una pieza artística almacenada en un edificio antiguo o en un espacio muy húmedo, mostrará en poco tiempo signos de deterioro, causados por microorganismos, bacterias, hongos e insectos. Los visitantes de museos y bibliotecas pueden no darse cuenta de la tecnología HVACR requerida para mantener las colecciones intactas y duraderas a lo largo de los años, pero de ella depende la conservación preventiva de las obras. Sólo así el público de tiempos venideros podrá descubrirlas y apreciarlas.
La importancia de conservar manuscritos, libros, pinturas, películas, esculturas, fotografías y todo tipo de obras maestras universales radica en que éstas expresan y sintetizan la visión del mundo que una cultura determinada tenía sobre su época. No en balde, es común el uso de vidrios especiales para garantizar su protección, muchas veces utilizando lámparas antirreflejantes, con mínima radiación ultravioleta, entre otros dispositivos para mantenerlas alejadas del polvo y elementos que pudieran degradarlas.
Preservando el patrimonio cultural
Los fabricantes de la industria HVAC diseñan sistemas de tratamiento del aire específicos para estos espacios, de forma que la circulación del aire pueda mantener un nivel constante de temperatura y humedad relativa. Las oscilaciones en la medición de estos parámetros (humedad relativa y temperatura) pueden hacer que los marcos de madera, por ejemplo, se contraigan y expandan, causando deformaciones.
Otro factor relevante, sobre todo cuando las obras son en préstamo, son las condiciones contractuales minuciosamente detalladas, como las especificaciones para mantenerlas en un ambiente con un nivel de humedad del 50 +/- 5 por ciento y una temperatura de 20 °C +/- 2. Lo anterior incluso cuando los aparatos de medición y el número de dispositivos varían de un museo de arte a otro, además de las condiciones climáticas de cada país.
Es posible gestionar el control de dichos parámetros mediante transmisores de temperatura y humedad como los HMT333, fabricados por Vaisala, por lo general cuando el objeto tiene un valor económico o para el medio ambiente significativos. Esto con el objetivo de compensar las fluctuaciones y mantener estables a todos los agentes externos que puedan actuar.
Adicionalmente, los sistemas de ventilación y climatización son capaces de medir parámetros y llevar a cabo un registro de las condiciones ambientales para garantizar la vida útil de las colecciones. Esto se debe a que el edificio, especialmente cuando es antiguo, puede acelerar el proceso de degradación de los archivos y el envejecimiento de las obras que alberga.
La medición de variables críticas contribuye a que la calidad ambiental y el factor de riesgo arquitectónico se mitiguen, manteniendo bajo control las causas del deterioro. Hoy en día, la tecnología disponible para control y monitoreo incluye sensores de medición portátiles y fijos, que pueden devolver datos de humedad relativa, temperatura, CO2, entre otras variables. Dentro de las instalaciones HVAC, estos parámetros transfieren información automáticamente y alimentan los sistemas de ventilación para una gestión eficiente y saludable del edificio.
En museos y bibliotecas de todo el mundo el público sólo tiene acceso a las salas de exposición, que por lo general están limpias y en buen estado para recibir a los visitantes. Otros ambientes destinados a reserva técnica, restauración o refugio temporal, sin embargo, también necesitan un buen mantenimiento y vigilancia, para la conservación de las piezas. Toda esta complejidad es invisible para el público, pero esencial al momento de cumplir el deseo de los visitantes de apreciar un cuadro famoso u otras obras de inestimable valor histórico y artístico.
Salvaguardando La Mona Lisa
Es sabido que La Gioconda, también conocida como La Mona Lisa, es quizá el retrato más afamado del mundo. Con una medida 77 x 53 cm, el cuadro fue pintado por Leonardo da Vinci (1452-1519) y constituye uno de los emblemas artísticos del Renacimiento y de la cultura occidental. Actualmente, la obra se exhibe en la ‘’Salle des Etats’’ en el Museo del Louvre de París, donde cada año millones de personas pueden visitarla para maravillarse con la enigmática sonrisa de Lisa Gherardini, la mujer que inspiró la pintura.
Lo que pocos o casi ninguno de los visitantes sabe, sin embargo, es que las soluciones HVAC ayudan a preservar la obra midiendo la estabilidad de la humedad y la temperatura ambiental de su vitrina de vidrio. Wilfried Gesbert, ingeniero climático de Cofely Axima, es el encargado de regulación del clima en diferentes áreas del museo y también el asignado para monitorear las condiciones de la vitrina de vidrio de La Gioconda. “Un visitante normal del Louvre ni siquiera imaginar la complejidad de la instalación”, comenta Gesbert.
Diseñada a medida por la empresa italiana Goppion, la vitrina cuenta con una lámpara LED ubicada en un escritorio de madera, especialmente fabricada para iluminar la pintura, pero también “minimizar la radiación ultravioleta y realzar los colores de la pintura”, añade Gesbert.
El vidrio de la vitrina es a prueba de balas y no reflectante. Un sistema de tratamiento de aire de última generación permite la circulación del aire en los muros y en el escritorio de madera, para así mantener la humedad relativa y temperatura deseadas.
“Debido a que La Gioconda está pintada al óleo sobre soporte de madera de chopo, mantener la humedad en un nivel adecuado es vital para su conservación. Los cambios de humedad pueden hacer que el soporte se contraiga y se expanda. Después de 500 años, el soporte de madera sí que presenta señales de deformación”, subraya Gesbert.
Es aquí donde empresas como Vaisala demuestran el valor de sus soluciones. Invisibles para el público, hay dos transmisores de temperatura y humedad HMT333 que funcionan dentro de la vitrina detrás de la pintura. Uno está ubicado cerca de la mano derecha de La Gioconda y el otro está ubicado cerca de su ojo derecho. La humedad relativa se mantiene constantemente a un 50 por ciento, mientras que la temperatura a 21 °C. Dos lechos de gel de sílice ubicados en el escritorio de madera también ayudan a compensar las fluctuaciones de la humedad relativa: “Los HMT333 generalmente se usan para monitorear procesos industriales severos. La demanda de precisión y exactitud no tiene paralelo y aquí es donde Vaisala aporta precisión de clase mundial y monitoreo confiable a la imagen”, comenta por su parte Jean-Francois Bore, ingeniero de Ventas de Aplicaciones de Vaisala.
De este modo, una vez al año, la vitrina de La Gioconda se abre para revisar cuidadosamente que todo el equipo de monitoreo y los dispositivos instalados funcionen bien para preservar la pintura. Posteriormente, la vitrina se vuelve a sellar y el cuadro se deposita en su vitrina de última generación para deleite del público. Invisible para el ojo humano, se trata de un proceso que posibilita el deleite estético de los amantes del arte clásico, que comprueba una vez más la trascendencia de las soluciones HVAC para conservar bienes y objetos de valor incalculable.