Profesor Roberto Zepeda
Coordinador docente del Cetis 39, Xochimilco
Este es un fenómeno que aunque se ha ignorado, siempre ha estado presente.
Por el sólo hecho de compartir el espacio en que habitamos o desarrollamos nuestras actividades, estamos expuestos al contagio de diferentes formas de enfermedad, sin embargo lo que hoy no ocupa es un fenómeno de salud pública que afectó nuestro ámbito de acción cotidiana.
¿Por qué sucedió esto? Por nuestra falta de experiencia y conocimiento en este tema. Sabemos que la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó sobre la posibilidad de una pandemia desde hace algunos años y algunos países (muy pocos) desarrollaron un plan de acción para hacer frente a dicha situación.
México lo hizo, ya que existe desde 2005 un Plan Nacional de Preparación y Respuesta ante una Pandemia de Influenza, pues para aquellos que juzgaron la respuesta de nuestras autoridades sanitarias como exagerada, diremos que todas las acciones tomadas están descritas en ese plan y éste se apega a las directrices establecidas por la OMS.
Es ahora cuando debemos crear condiciones adversas para los virus y hablando de aire acondicionado, es algo muy sencillo de lograr. Como sabemos, la mejor protección es la prevención y eso significa higiene constante, frecuente o continua.
Pero esto no es privativo de las personas, es aplicable también a los sistemas o equipos y muy especialmente a los del aire acondicionado y aire lavado, porque con ello se generan y controlan los ambientes interiores.
El primer paso es limpiar nuestros equipos, ductos y sistema de difusión y/o retorno de aire, como veremos, hay muchas formas de lograr este objetivo.
Sabemos que el virus, y en general los microorganismos son muy sensibles a diferentes agentes que los “atacan”, como antibióticos y desinfectantes, por ello, cuando nos referimos a sistemas de aire acondicionado, hablamos de desinfectantes, y existen algunos muy poderosos, como la luz ultravioleta, el ozono y los denominados súper-oxidantes, todos son muy efectivos para terminar con este problema, pero los resultados pueden no ser los deseados si no sabemos utilizarlos. En cualquier caso, es necesario determinar cómo y dónde queremos erradicar este problema de salud.
Podemos “lavar” equipos de manejo de aire, limpiar serpentines o ductos de la forma tradicional o utilizar otras alternativas. Es necesario que evalúe cuál es su mejor opción por el costo que representa y los resultados que espera. Por ejemplo, si ha realizado limpieza de ductos con anterioridad, ya tiene una idea del costo y los beneficios que obtuvo, pero si nunca lo ha hecho, es mejor informarse sobre el precio y trabajo de esta actividad.
Utilizar otros sistemas de descontaminación y limpieza como es el ozono y/o los súper oxidantes, requiere también saber cómo funcionan y qué implica.
Tomé la iniciativa y limpie los sistemas, cambie filtros y adopte un programa de mantenimiento que incluya medidas de forma programada y regular. Los beneficios que obtendrá son muy superiores al costo que pueda implicar. Finalmente la amenaza microbiológica es real y va a ser una constante en nuestras vidas mientras convivamos en espacios interiores.