Antes de desarrollar cualquier estrategia de ahorro de energía, es necesario detectar cómo, cuándo y dónde se consume la electricidad en un edificio, para evitar errores que pueden acarrear grandes pérdidas.
Ing. Arturo Pérez
Uno de los aspectos referentes a la eficiencia de cualquier construcción es utilizar de manera adecuada la energía eléctrica que se requiere para su operación, lo que constituye uno de los costos más significativos.
Según el estudio Internacional Energy Outlook, el consumo de energía en el mundo se incrementará 57% entre 2009 y 2030, por lo tanto se espera que los precios, tanto del petróleo como del gas natural, sigan en aumento.
La implementación de proyectos de energía es una estrategia obligada para aquellos que buscan impactar positivamente en el medio ambiente y, a su vez, estén interesados en un rendimiento financiero significativo.
De acuerdo con los expertos de Trane, proveedor líder en sistemas de aire acondicionado, ventilación y calefacción, las mejoras en materia de energía redundan en ahorros de entre 20 y 50%, dependiendo de las características de cada edificio.
Algunas de las prácticas erróneas más comunes que se llevan a cabo en la administración de un edificio, y las medidas que se deben implementar para su mejora, se mencionan a continuación.
DESCONOCER EL CONSUMO REAL DE ENERGÍA EN LA EDIFICACIÓN
Cifras del Consejo Mundial de Negocios para el Desarrollo Sustentable afirman que del total de la energía que consume un edificio, 12% se utiliza en la etapa de construcción, el 84% se gasta durante la vida útil por calefacción, ventilación, agua caliente y electricidad. El restante 4% en mantenimiento.
Antes de desarrollar cualquier estrategia de ahorro de energía, las empresas deben conocer cómo, cuándo y dónde se consume la electricidad, y cuál es la contribución final que este consumo ha generado en el edificio.
Hoy en día existen en el mercado nuevas tecnologías que permiten evaluar el consumo energético de un inmueble, mediante la realización de corridas financieras que logran estimar los ahorros, ya sea en la etapa de diseño de una nueva construcción, o bien para definir la rentabilidad de los equipos ya existentes de un edificio a fin de evaluar su reemplazo y los ahorros que esto puede generar en términos de costos de operación y mantenimiento.
NO ESTABLECER MEDIDAS DE PREVENCIÓN
Tener una cultura correctiva en lugar de preventiva, que anticipe cualquier falla en los sistemas de un edificio, puede resultar en gastos inesperados y mayores costos a mediano y largo plazo, además del impacto que causa tanto en el ámbito financiero como en el confort de los ocupantes.
A través de un mantenimiento preventivo y con la implementación de sistemas de control que permitan el monitoreo de nuestros sistemas, y que además nos ayuden a predecir una falla en los sistemas para reparar posibles desperfectos antes de que se presenten, se logrará una importante reducción de gastos de reparación no planificados, manteniendo la calidad de los servicios y la operación efectiva del inmueble.
Existen en el mercado nuevas tecnologías que permiten evaluar el consumo energético de un inmueble, mediante la realización de corridas financieras que logran estimar los ahorros.
CONTAR CON EQUIPOS OBSOLETOS
La mayoría de los dueños de los edificios han experimentado un incremento de sus gastos de operación de manera constante a través de los años. Ciertamente, estos aumentos se deben al incremento de costos en los servicios de electricidad, agua, gas, etc.
Al pasar los años, los sistemas de automatización y de calefacción, ventilación y aire acondicionado (HVAC) de su edificio no funcionan como al principio: su sistema de aire acondicionado es menos eficiente; los sistemas de iluminación pueden ser anticuados e incluso las tuberías utilizan más recursos de los requeridos. Siendo o no tangible, es probable que los costos de energía y mantenimiento sean más altos de lo necesario.
A través de actualizaciones de sistemas de aire acondicionado “autofinanciados”, se pueden generar reducciones significativas en costos de operación. Todo esto, con un enfoque en el uso total de energía de un edificio que incluya los sistemas y servicios de HVAC, así como de iluminación, materiales para techos, energía renovable y otras oportunidades (a veces denominadas la envoltura del edificio), de manera tal que se logran ahorros de energía del 10 al 50%.
Antes de tomar cualquier decisión, es importante considerar que su edificio cuente con los siguientes elementos: | |
Diseño | Ingenieros consultores deben utilizar herramientas de diseño para la eficiencia energética y así contrarrestar el aumento de los costos de energía. |
Instalación | Una instalación adecuada, dimensionando el tamaño y el mantenimiento de los sistemas HVAC, mejorará significativamente la eficiencia operativa, con lo cual, según el Consorcio para la Eficiencia de la Energía, se puede ahorrar hasta un 50% del consumo de energía. |
Control | Los controles han evolucionado. En lugar de basarse en controles de martillos (taladros neumáticos, etc.) de hace 40 años, es importante adoptar controles digitales. La última y mejor tecnología puede reducir significativamente el gasto de energía. |
Mantenimiento | El mantenimiento preventivo es igual a ahorro. Un programa de mantenimiento dirigido a la eficiencia energética puede ahorrar del 5 al 20% en facturas de energía sin una importante inversión de capital. |
NO UNIFICAR LOS SISTEMAS DE SU EDIFICIO
Cuando se tiene un edificio con diversas necesidades en cuanto al uso de energía, no contar con un sistema flexible que se adecue a esas necesidades puede acarrear un gran consumo de la misma. Esto, a su vez llegaría a afectar de manera directa tanto las operaciones del inmueble, como el confort de sus ocupantes.
Independientemente de si su propiedad es nueva o antigua, un buen sentido de negocios sería evaluar y analizar el rendimiento de su edificio y formular planes concretos que definan cómo su empresa cuidará y conservará la energía.
Existen herramientas de análisis y modelo de energía que simulan la interacción de los sistemas de un edificio y cómo impactan en el rendimiento de energía.
Además, proporcionan datos que comparan el costo anual de energía de un edificio con otros inmuebles similares y con el presupuesto asignado para este rubro.
De esta manera ayudan al cumplimiento de los objetivos para eficientar el consumo desde el diseño.
Estas herramientas permiten que cada zona de un edificio logre la temperatura, humedad y ventilación adecuadas, para generar un mejor desempeño en consumo de recursos, sin importar el propósito del edificio.
El ahorro de energía es una gran manera de reducir costos, sin eliminar los servicios ni personal. Mediante la incorporación de medidas de eficiencia energética en las instalaciones, las empresas pueden mejorar sus resultados.
Corregir y llevar a cabo estas medidas permitirá, sin lugar a dudas, mayor competitividad, al reducir el consumo de electricidad, logrando así un aumento del capital financiero, ambiental y confort del ocupante del edificio.
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