El clima de la tierra siempre ha variado. El problema del cambio climático es que en el último siglo el ritmo de estas variaciones se ha acelerado de manera drástica y peligrosa, afectando el ambiente, economía, sociedad, y volviéndose una amenaza para el planeta. El cambio climático es un fenómeno que se manifiesta en el aumento de la temperatura promedio del planeta, vinculada con intensas concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera, provocando alteraciones en el clima.
El efecto invernadero es un fenómeno natural que permite la vida en la Tierra y que hace miles de años era inofensivo. Ahora, sin embargo, las concentraciones de gases invernadero en la atmósfera están creciendo rápidamente, como consecuencia de que el mundo quema cantidades cada vez mayores de combustibles fósiles y ha destruido gran parte de los bosques y praderas del planeta, que podrían absorber dióxido de carbono y favorecer el equilibrio de la temperatura.
El incremento de la temperatura global está teniendo consecuencias desastrosas, el clima está empeorando. Los huracanes son más intensos, las lluvias torrenciales, sequías, olas de calor… y la lista es interminable. El cambio climático global se ha convertido en un tema de preocupación generalizada, ya que no sólo se circunscribe al sector ambiental, sino que es un problema que afecta el desarrollo de todos los sectores socioeconómicos. La comunidad mundial está reaccionando al crear alternativas menos agresivas para el planeta con el fin de frenar dicho calentamiento, evitar el derroche energético y cambiar los combustibles fósiles por energías renovables; sustituir el transporte privado por otro público y sostenible: construir viviendas y edificios ecológicos; detener la deforestación, regenerar los bosques y cambiar las técnicas agrícolas intensivas por otras sostenibles, son algunas de las medidas que la mayoría de los países han adoptado. Sin embargo, el país más joven del mundo le está dando una lección a la humanidad.
Nueva Zelandia, una tierra alejada cuyo aislamiento geográfico la dotó de una belleza espectacular; con un pueblo ingenioso, capaz de hacer que las cosas funcionen, el país tiene como principio fundamental el respeto por la tierra. Cuenta con abundantes fuentes de energía renovable, ideas inteligentes, una profunda capacidad y conocimientos científicos y de ingeniería.
Generación de energía eléctrica a partir de recursos renovables
Hoy en día, dos tercios de la electricidad de Nueva Zelandia provienen de fuentes renovables. Con el objetivo fijo de llegar a 90 por ciento de energía eléctrica renovable para el 2025, proveniente de la energía geotérmica, eólica y biomasa, su estrategia de energía se centra en la seguridad del suministro, asequibilidad y responsabilidad ambiental, con la meta principal de maximizar el crecimiento económico. Han establecido incentivos para estimular la eficiencia energética y para ayudar a los hogares de ingresos más bajos a enfrentar la transición hacia un sistema energético sustentable de bajas emisiones. Introdujo un Esquema de Transacción de Emisiones en 2008 que, para 2015, abarcará todos los sectores de la economía, incluida la agricultura y los gases de efecto invernadero.
Nueva Zelandia tiene una historia de descubrimientos innovadores y experiencia en energía renovable y tecnologías ambientales, junto con una protección ambiental y legislación, políticas y prácticas de gestión sólidas. La Ley de Gestión de Recursos, amplia ley de protección ambiental, implica que la consideración de los impactos ambientales es una práctica habitual en la mayoría de las industrias al desarrollar productos y servicios.
Tecnologías limpias
Las innovaciones en tecnología limpia de Nueva Zelandia abarcan el diseño de turbinas de viento y energía geotérmica; investigación en energía marina o de olas y mareas. Un ejemplo es el desarrollo planificado de Todd Energy y Crest Energy, proyecto de 200 turbinas bajo el agua en el puerto de Kaipara, que está diseñado para generar hasta 200MW de energía, asegurando el suministro de 520 mil hogares en la región del norte. La unión de la experiencia técnica con las fortalezas de Nueva Zelandia en el campo de la biotecnología agrícola ha producido avances muy interesantes en el campo de los biocombustibles. Wellington, capital del país, cuenta con una red de trolebuses eléctricos operados por electricidad obtenida en gran medida de fuentes renovables.
Energía eólica
Nueva Zelandia es extensamente reconocida por sus recursos eólicos, al estar ubicada en la ruta de los vientos del oeste, predominantes en un área de vientos sumamente fuertes, que corren a una velocidad promedio de 9m/s, considerados excelentes en otras partes del mundo. Por esto, la generación de energía eólica está bien establecida en el país: alrededor de tres por ciento de la generación eléctrica anual de Nueva Zelandia, suficiente para abastecer de energía a alrededor de 160 mil hogares, es producida por sus parques eólicos a través de turbinas de viento. A medida que comiencen a operar más parques eólicos, el aporte a la generación de electricidad irá creciendo sostenidamente, y esperan que dentro de 20 años represente un quinto de la generación de electricidad del país. Actualmente, este tipo de energía le permite a Nueva Zelandia competir exitosamente con otras fuentes de generación de electricidad, sin recibir subsidio estatal alguno, convirtiendo a este país en un caso único en la industria global.
Energía geotérmica
Ubicada a lo largo del Anillo de Fuego del Pacífico, área de gran actividad volcánica, Nueva Zelandia cuenta con un excelente recurso geotérmico. Pionera en el desarrollo de la generación de electricidad geotérmica y con 129 sitios con flujos de alto calor a poca profundidad, la energía geotérmica de Nueva Zelandia genera alrededor del 10 por ciento de la energía del país, es el segundo combustible más usado, después del agua, y es la forma de generación renovable más confiable.
Las estimaciones de la industria demuestran que las plantas existentes están extrayendo sólo 15 por ciento del total del recurso. Además de los campos de alta temperatura, el país cuenta con regiones de baja temperatura apropiados para la calefacción, lo que ha propiciado que su gobierno financie investigaciones para el uso de tecnologías geotérmicas profundas.
Energía hidroeléctrica
Nueva Zelandia tiene abundante agua. Su pluviometría y su naturaleza montañosa hacen a esta nación apropiada para la instalación de esquemas de generación de hidroelectricidad, por lo que las grandes centrales de energía hidroeléctrica generan más del 60 por ciento de su energía. Con el fin de asegurar la protección de los ríos y lagos del país, la generación de la energía hidroeléctrica es regulada por controles ambientales estrictos.
Bioenergías
Su economía, basada en la bioenergía y las condiciones para cultivar biomasa en forma eficaz, los coloca en una posición ideal para originar la próxima generación de biocombustibles, biomateriales y bioprocesos industrialmente sustentables.
Con una industria forestal sólida, Nueva Zelandia basa el 5 por ciento del suministro de energía total en la leña. Muchos hogares usan calderas eficientes a leña para calefacción y un número creciente de empresas usan residuos de madera para satisfacer sus necesidades energéticas.
Energía de mareas y olas
Con una extensa costa, al ser una nación isleña, tiene un recurso reconocido mundialmente para la generación de energía marina. La energía promedio de las olas puede superar los 100 kilowatts por metro.
Se está construyendo un avanzado dispositivo prototipo para probar las olas del medio marino y se están adaptando tecnologías internacionales para turbinas marinas, con el fin de adaptarlas a las corrientes de los puertos con régimen de mareas.
Sustentabilidad
Históricamente, Nueva Zelandia ha sido pionera en una serie de áreas de tecnología limpia, incluidas la energía geotérmica y el uso de combustibles alternativos para flotas de transporte, como gas natural comprimido y gas natural licuado del petróleo. Tiene un historial sobresaliente en investigación y se enorgullece de su cultura de innovación. Hoy día, los científicos neozelandeses están avanzando rápidamente en áreas nuevas de diversa índole, como software de comunicaciones, biocombustibles, genética animal y el cerebro humano.
Con la ventaja de la experiencia, Nueva Zelandia está aprovechando las oportunidades que presentan los mercados globales y los inversionistas deseosos de proyectos de tecnología limpia. Algunas de sus ofertas más solidas están en las áreas de energía renovable, eficiencia energética, manejo de residuos sólidos y líquidos, biocombustibles, transporte y agricultura sustentable. Con énfasis en un diseño inteligente y en la capacidad de desarrollar soluciones nuevas, las compañías de infraestructura e ingeniería ambiental neozelandesas están produciendo ideas novedosas para el tratamiento y reciclaje de aguas servidas, aguas residuales y residuos sólidos, así como para tratamientos y servicios correctivos.
Motivados por la sustentabilidad, los neozelandeses mantienen una nación viable y próspera, incorporando los principios de sustentabilidad a su legislación y promoviendo la protección de sus recursos naturales y su biodiversidad.
Situados entre los líderes del mundo en la protección de recursos naturales y biodiversidad, este país se encuentra a la vanguardia en los esfuerzos para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero de la producción primaria, y es el primer país del mundo en incluir en su esquema de transacción de emisiones a la agricultura.